El Rincón de la Utopía.

Bonitas piernas ... ¿A qué hora abren?...

lunes, febrero 18, 2008

Una pizquita…pequeña, pequeña, pequeñita.



Si los seres humanos entendiéramos que no sólo somos producto de una simple casualidad, de un ¡BOM! de organismos vivientes o de planetas, estrellas, sistemas espaciales, nadas…o de una tan “asimilable” evolución y de no sé cuanta cosa más que o nos explican, nos enseñan o nosotros mismos nos explicamos o queremos enseñar, y logramos mirar ciertos pequeños detalles que dejamos pasar en nuestra cotidianeidad, entenderíamos posiblemente que esta vida y todo lo que ella trae, no pueden ser ni simples casualidades, ni simples choques espaciales, ni científicas evoluciones…sino que podría tener un factor mucho mas excitante, tal vez menos comprensible, pero no por eso menos razonable. El hombre no siempre tiene que dedicarse a entender, también tiene que tratar de creer. Dejar la desconfianza y el derecho de la duda por algunos instantes, para algunas cosas. Mejor preguntar ¿Para qué?, que exclamar un impulsivo ¿Por qué?.


Los tiempos, los espacios, la nada, el todo, lo que viene, lo que va, lo que vemos, lo que imaginamos, la vida misma rodeada de esto, aquello, eso y más. Nosotros mismos como una maquina casi perfecta, una tierra de contrastes, diferentes formas de mirar, de entender, de ver, de oír, de olor…lo vivo y lo muerto. Lo que sigue después de hoy, y lo que viene después de mañana, lo que se fue. Lo que nos rodea.


Triste sería pensar en un fatídico final, que quedamos solo en la mente, y que nuestra trascendencia es casi inexistente porque estamos ligados a un pequeño limite de tiempo llamado vida. ¿Y si tan solo pensamos en seguir viviendo, después de ese lapso? ¿Y si pensamos en que nuestra maquinaria llamada cuerpo tiene una esencia intangible mas no falsa que se llama espíritu?. ¿ Y si pensamos que podemos creer, soñar, imaginar, confiar, amar, sentir, gozar, lastimar…? tal vez, solamente tal vez después de ello, de todo eso insignificantemente magnifico sabríamos por fin, que somos producto de una gran creación. Falta para eso algo indispensable, un poquitito, una insignificancia de fe en nosotros y en Él.

4 Comments:

At 19 febrero, 2008 16:38, Blogger Alvaro en OZ said...

un zapatero analfabeto alemán hace varios siglos dijo que dios era un algoritmo autoreplicante y que nosotros eramos producto de su afán de conocimiento....
o algo así era la cosa

saludos ¡¡¡

 
At 19 febrero, 2008 19:57, Blogger escorpiona said...

Una fe tan grande, que mueva montañas...

Saludos

Chau

 
At 20 febrero, 2008 21:55, Blogger nacho said...

Un amigo me ha dicho repetidamente que "no cree en Dios". Le pregunté si sabía cómo opera la llamada "ley de la gravedad" y si podía explicarme cómo llegó Kepler (ese creyente militante) a sus conclusiones sobre la gravitación universal. Reconoció que no lo sabía.
Entonces le dije que la fe no es cosa de ciencia, que uno se sube a un avión y que se entrega enteramente a causas inexplicables (para uno) que evitan que el artefacto se venga a pique. Que la fe es inherente al ser humano cuando cobra consciencia de que no puede saberlo todo.
Gracias por visitar... un abrazo desde Hermosillo.
nacho mondaca

 
At 24 febrero, 2008 23:08, Blogger Sir Hache said...

Álvaro: Y cuanta razón podría tener ese zapatero analfabeto alemán. Pregunta y afirmación.

-De alguna u otra manera, seguiremos siendo producto de un afán de conocimiento, mientras seamos tan cambiantes, volubles y poco perceptibles. O sea…eternamente.-

Saludos Señor, usted como siempre tan puntual.

Escorpiona: que mueva montañas, barcos, volcanes, ciudades enteras…esa es una parte acertada de la definición colectiva de fe, que finalmente termina haciendo lo inexplicable.

Como un granito de mostaza…a veces, con eso basta.

Un abrazo.


Nacho: Hace un tiempo veía algunos videos sobre la Iglesia, los Papas, la fe…Entre ellos encontré un pequeño documental sobre los papados de Juan Pablo II y el de Benedicto XVI. El hecho está en que en una de las partes dedicadas al actual sucesor de Pedro, se documentaba el encuentro con miles de niños que harían su Primera Comunión. En este foro, una representación de niños fue la voz de los millones de niños y posiblemente de adultos con dudas, las cuales se las expresaban de manera singular al Santo Padre. Una de ellas y que bien puede aplicar al tema, es la pregunta que un niño hizo al Papa.

¿Cómo puede ser que Jesús esté ahí en la Hostia? (o algo por el estilo, ya que no recuerdo exactamente) Yo no lo puedo entender…decía el pequeño.

El Sumo Pontífice, después de soltar algunas carcajadas le respondió:

La electricidad no la podemos ver, y sin embargo existe, el aire no lo podemos ver, pero lo respiramos y sentimos…entre otros ejemplos tan racionales que sin duda alguna, responden y que simplemente nos deberían de dejar callados y sin tantas ganas de seguir cuestionando.

Un saludo y espero su frecuente visita a estos rumbos del sureste de nuestro bendito país.

 

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