De bubis, nachas, armas de fuego, un intento de sexxxcuestro y una erótico-salvación II.

Y como lo prometido es deuda, De la Hache Producciones se complace en presentar la segunda parte de esta interesante, sexi y apantallante historia cargada de libido, que ha causado estragos en las conciencias de más de un hombre en esta tierra (en realidad solo la mia)

4:45 pm: Una sirena se escucha, las luces de una patrulla se dejan ver por todo el estacionamiento. Dos policías bajan del carropatrulla. Una de rasgos orientales, la otra con toda la pinta de europea. La primera deja caer las caderas, se apoya del lado derecho del vehiculo y se prepara para disparar. La segunda oficial hace sexis movimientos, gira las manos y las introduce sensualmente en su bien torneado trasero, pasándola antes por su cabello dorado y alzándose la gorra con ella misma. Su pecho casi descubierto enseña otra arma. Pues veamos...¿De que pistola saldrán más balas? les pregunta sensual e irónicamente, con una voz inigualable, con acento francés y unos ojos terriblemente mieles...

4:50 pm: Las ocho chicas frente a frente, el bando de las buenas y el de las malas (estas solo por actitud de nuevo aclaro). Cuatro de cada lado, cuatro pistolas, manos, bubis nachas y sensuales movimientos (espero contar bien). Yo en medio, me sentía y en realidad era, la manzana de la discordia. El ambiente tenso con una discusión, trueques y en más de una ocasión disparos al aire.

5:00 pm: El acuerdo: Mis captoras me dejan libre. Las dos detectives que por cierto eran de la AFI (Agencia Federal de Investigaciones ignorantes) y la pareja de policías entragan las armas. Las buenas (entre las malas) me apuntan mientras camino hacia las buenas (buenas). Y así fue, así se cumplió. Terminé desconsolado, atemorido y traumado en los brazos de la preciosa dama de cabello negro, corto y espectacular cuerpo quien me consuela. Mis sexxxcuestradoras huyen a toda velocidad, con la mirada atrás triste y reconcorosa, igual que un grupo de leonas que pierden a su presa.

Basada en hechos reales, y fueron tan reales que (como escuche por ahí) nunca lo creerían. Ahora los años han pasado, solo me queda seguir imaginando lo que pudo ser y lo que ya nunca será, comer un gansito y tomar una coca bien fría, mientras al fondo escucho la melodiosa voz de aquella dama de cabello corto, negro, alta, de buen cuerpo y de ojos y labios hermosos, que, desde aquel entonces no me ha abandonado ya.