Cuando se odia al reloj.

Diciembre inicia, y yo sigo aquí; muchos creyeron que estaba muerto, que me había llevado un OVNI, que me interne en un bosque o que me fui al Tibet a meditar, pero no, para desgracia de muchos y de mi mismo, al parecer hay Sir Hache para rato.

Hoy por fin puedo estar de nuevo sentado frente a un monitor, escribiendo un post, o algo que intenta serlo, era algo que deseaba mucho pero que gracias a la maravilla de la educación universitaria no se había podido. Como se extrañan aquellas bellas épocas, en que se estudiaba, pero el tiempo sobraba de a montón. Hoy nomás parece que se acortó, se desea que el día tenga 30 horas mínimo para poder hacer por lo menos un 1% de nuestros planes, pero luego resulta que no, que ahora las horas son de a 30 minutos y a veces hasta de 20. Aunque ya a estas alturas, las aguas invernales parecen ceder ante el encanto de la navidad y de las respectivas vacaciones. Fin de semestre, alteraciones, histerias, neurosis, pleitos, economía resquebrajada, somnolencia…Hoy por hoy, mas relax y tranquilidad, o mejor aclaro, realmente solo HOY, mañana no sé, pero que rico se siente tener ya un día sin mucho que hacer mas que jugar con tu perra recién adoptada, chatear, ver los programas de revista matutinos y echar la hueva al por mayor…

…No os preocupéis que estaré aquí hasta la extinción de la coca cola...