¿Y el orgullo dónde quedó?

Hoy por hoy, cualquier engendro infantil es un potencial “hombre tecnológico”, los celulares, las computadoras, el ingles, las caricaturas y los videojuegos forman parte del acervo cultural de cualquier niño del siglo XXI. Estos no se parecen en nada a todo aquello que alguna vez formo a la generación a la cual pertenezco. Atrás quedaron los juegos y juguetes mal llamados sanos (por lo estúpidos que eran), las películas en Beta. VHS, los Pica Piedra, Bugs Bunny y todas las fantasías animadas, los supersónicos, Batman, superman, el hombre araña y los thundercats. Mucho más apartados del mundo actual y olvidados se encuentran Street Fighter, Mortal Kombat y Mario Bros, video juegos en aquella versión “maquinita” que de vez en cuando se encuentran perdidas en alguna tiendita o alguna feria, a los cuales llegó mi aspiración “tecnológica” y desapareció (de los tres en alguna de sus versiones fui por increíble que suene, todo Dios jugándolos), porque a idea de mis señores progenitores ese tipo de juegos embrutecen y no dejan nada bueno, de aquí entenderán que jamás tuve un regalo de este tipo ni en Navidad, ni en el día del niño ni tampoco en mi cumpleaños, uno de los pocos traumas que tengo de la infancia. De hecho llegó un momento en el que olvidándome que eran ya una necesidad para todo niño, crecí y nunca pude y casi no he podido controlar este tipo de aparatos modernos. Habiendo que reconocer que en parte es porque nací sin este don, por lo que me han de contabilizar entre una de las grandes bestias de la tecnología de la actualidad, mi talón de Aquiles, mi cabellera sansónica...Un punto débil y con el cual me pueden desboronar como a Candy cuando se aleja Anthony (Que jota y apuñalada analogía no??) en todo lo relacionado con la tecnología refinada y de alto nivel.

De computación, a pesar de haberla llevado desde la preparatoria como materia obligatoria, solo he podido manejar Word y Power Point casi a la perfección, pero insisto casi, de Internet p’s no ando tan perdido sino pues claramente no andaría por aquí, aunque tengo serias deficiencias, mas cuando entra en acción la lengua mather y básica para todo cristiano y no cristiano en nuestros días: El ingles; al cual odio de manera inimaginable, siendo este una de las pocas cosas que al ignorar se vuelven para mí odiosas e insuperables. De celulares pues yo me baso en lo bonito y en que me permitan enviar mensajes y llamar, eso es lo importante. Y aquí entra el meollo del asunto: Los Videojuegos. De los cuales he quedado rezagado por mucho, cosa que duele en el fondo del ser, pero que gracias al cielo es más fácil de solucionar que lo del ingles, que creo nunca llegará al 10%. Este rayito de esperanza y de superación personal (tengo ganas de vomitar) llegó gracias a mí primito de 8 malditos años, quien juega Xbox 360 como masca chicle...Y a pesar de que todos los primos grandes le dan en la madre, conmigo no pasó así. Eres un sucio, un sucio...No se juega así, discutía con él. ¿P’s vamos a jugar otra no? Me retaba el ingenuo, quedando mi orgullo mucho mas abajo, porque el ingenuo era yo ,que al mismo tiempo empecé a retarlo. Al final de cuentas, el pequeñín terminó ganándome como seis de diez “manitas” de Dead or Alive 4. En realidad no tan mal para ser la primera ocasión y el primer contacto con esta versión del Xbox y del jueguito, en el que insisto como en la mayoría de este tipo de diversiones tecnológicas, si las hermosas guerrilleras, luchadoras o femeninas valientes fueran de carne y hueso, que buenas estarían, tanto que me casaría con alguna de ellas aunque me golpeen a cada ratito; igualito que como lo hacen en la pantalla a manos de mi primito, que mientras le daban de comer en la boca, distraído y toda la onda me seguía ganando. Nunca había sentido tanta presión, al grado de que el sudor corría por mi frente, aporreaba los pies y me mordía los labios en señal de concentración y enojo. Un hecho insólito, pero real en mí. El Xbox me atrapó y me denigró. Pero prometí una reta en algún tiempo no muy lejano; mientras tanto seguiré entrenando y practicando con otros jueguitos a los que me voy volviendo adicto, tanto que ahora dejaré de escribir esto porque seguiré creando castillos y fuertes en Age of Empires II.