El Rincón de la Utopía.

Bonitas piernas ... ¿A qué hora abren?...

miércoles, abril 11, 2007

¡Ay con los bodorrios!

…Un whisky mesero, rápido y cargado... la primera frase de la noche.

Saluda a todos, no seas grosero. Sentenciaba mi señor padre. ‘uta madre, eso lo odio coño balbuceaba mientras lo hacia.

La botana llegaba a las mesas, cremas, fondue de quesos, vegetales y panecillos, apaciguando a la bestia que llevaba dentro. Con los años que me quedan
, por vivir se escuchaba al fondo, en esa Hacienda tapizada de toldos, velas y flores.

Uno y otro wisky, vinito y vodka empezaban a mezclarse divinamente en mi. Las invitaciones a bailar llovían, pero una persona consiente (como aún me encontraba) de lo que le gusta y lo que no, mantiene la misma postura, por lo tanto el NO era recurrente en mi boca, por lo menos durante media hora más en la que por simple inercia me uní al circulo vicioso de todos los que ahí bailaban sin cesar. Al ritmo del macho-macho-men (¡¡!!...¿?) hacia acto de aparición en la pista…luego asomó de quebradita, cumbia y mas de los 70’s, llegó el reggaeton, la salsa, el bolero y yo, seguía ahí, moviendo el bote como nunca, con el botón desabrochado y la corbata colgada, con un antifaz y una banda de colores atada en la cabeza (repartidos antes por el dichoso conjunto que amenizaba la pachanga).

Ma’aaa tu si sabes hacer el pasito ese de zamba, a ver, como va?...preguntaba un primo.

¡¡Ey, ey, ey!!...zúmbale…zúmbale…gritaban.


Rueda, rueda, rueda…a las mesas…

Llegaba el momento de tirar el ramo, los ligueros y esas cosas. Primero las damas, luego se escuchó: Los solteros que pasen por acá. Que pasé (Mi nombre) gritaba la novia o sea mi prima. Vuelta, vuelta alrededor del novio parado en una silla, y tómala con el ron añejo con el que me llenaban la boca a mi y a todos los pendejos que bailábamos ahí.


De nuevo baile y yo en la pista, haciendo lo que nunca o lo que siempre gracias al maldito alcohol.

Ya nos vamos señores, la última y se acabó. Aceptamos peticiones para la despedida.

Que canten “Trimbiriche”, que pongan “Trimbiriche coño”…gritaba mientras todos se mofabande lo que decía. Dijo “Trimbiriche” en lugar de “Timbiriche” comentaba una prima a una tía desatando las risas. El amigo quiere escuchar “Trimbiriche” voceaba el "chistoso" cantante del conjunto musical.

Pero tienes que subirte a cantar, sino, no la ponemos. ¿Cuál quieres de Trimbiriche?

Con todos menos contigo…y de nuevo la cagaba. Es Con todos menos conmigo pendejo corregía un primo también alcoholizado. ¿Risas?, por supuesto que las hubo de nuevo.

Poniéndome la soga al cuello ingería otro vodka. Tiré el cigarro y acompañado de tres primas, entre ellas la novia, subía al escenario. Sacaron unos trajecitos de esos tipo ochenteros, algo así como menudo y por supuesto timbiriche. Las damas subieron y yo abajo, trabado en el traje.

Quítate los zapatos y el saco, me aconsejaba el que me ayudaba. .

El cierre subía y subía, hasta que ¡plash!, se barrió. Me acercaban el micrófono, disculpe, ¿qué integrante de Timbiriche es usted?...Capetillo, Eduardo Capetillo porque Diego Shoening nunca me calló bien y no tengo el pelo largo como Erick Rubin, contestaba en plan de Divo con todos ahi escuchando y esperando mi salida.

Con ustedes chicas, el único, Eduardo Capetillo!!!.

Las risas de todos no me hacían entender la magnitud del oso que estaba cometiendo. Con micrófono en mano, con ese trajecito ridículo de cierre barrido y mal embutido en mi cuerpo y con una guitarra inflable, me apoderaba del escenario, me sentía artista y cantaba entregando mi alma en ese potpurrí que definitivamente, marcó a una generación, y por supuesto, marcaba la ridiculez en mí.



Así finalizaba un bodorrio, una pachanga, una fiesta familiar más, en el que por una u otra extraña razón terminaba disfrutándola, a pesar del ridículo que esto significa siempre, en toda ocasión para mí.


PD.- Las mejores pruebas: fotos y video!!.