El Rincón de la Utopía.

Bonitas piernas ... ¿A qué hora abren?...

miércoles, octubre 22, 2008

Cuentos Terroríficos: mi encuentro con un ser en un lugar poco o nada común.
Era un día de esos cotidianos; sin chamba ni otro compromiso me levanté por fin de la cama como a las 12 p.m. Todo parecía tranquilo, a excepción del ruidazo que por todas partes hacían los albañiles que trabajaban en mi casa por todas partes. Por cierto hay que aclarar que debido a esto ando refugiado en el cuarto de mis señores padres, ya que el mío se convirtió en bodega de materiales de construcción y pega justamente al ahora ex destechado de la cocina que los maestros de obra corregían. El caso es que, después de levantado con mi camiseta de partido político, mi short de franela y el pelo revuelto (seguramente con un poco de baba seca en la boca) me dispuse a tomar mis sagrados alimentos con la familia. Como siempre mis papás apurados para regresar al trabajo, carcajeándome por cuanta cosa se les ocurría, pero yo ahí…con los ojos medio cerrados aún diciendo en mi cabeza:¿Qué?. Entre mi idiotez y vale madrinas…terminé de comer, me fumé el cigarrito correspondiente, me peleé con el loro que no dejaba de gritar y le rompí la madre a mi perra por romper mi camisa verde limón de perrito que en ingles pedía senos. Pasado un rato, me dispuse a visitar el trono. Agarré el periódico como es costumbre, mis cigarros y camine lerdamente (Si ustedes pueden revisar en el archivo de este blog encontraran un post sobre el baño y lo divino que es para mi). Por fin me senté, encendí mi cigarro y empecé a disfrutar. Nota a nota del diario se hojeaban, toque a toque mi tabaco se consumía. En una de esas bajo la vista para atinar a que la ceniza cayera dentro del bacín y no en otra parte; de repente un movimiento raro apareció ahí. Asustado cerré los ojos y pensé: ni que se mueva esa madre. Seguí en mis labores naturales cuando por inercia de nuevo bajo la cabeza y observo a una pequeña y peluda cabeza saliendo de entre mis piernas. Obviamente las mentadas de madre no se dejaron esperar y mi salto olímpico se hizo presente. ¡Ay Dios lo recuerdo y aún me erizo!. Ayyy un ratón coño…un ratón en el bacín!!! gritaba. Mari, Mónica…llamaba desesperado a las muchachas que hacen el quehacer domestico en mi casa, y ninguna llegaba. Aterrado en el rincón del baño abrí rápidamente la puerta para huir…corrí a media habitación y al reaccionar me di cuenta que andaba sin short ni ropa interior!!!. Jesús, tenia que entrar de nuevo al baño y tener un posible encuentro con eso mounstro. Mi pudor fue suficiente para hacerlo, despacio me agache, tomé mi ropa y mi cigarro aun no consumido y de nuevo grite para pedir auxilio. Es justamente en ese momento que observo desde afuera y me cae el veinte que no es un pequeño ratoncito lo que merodeaba en la taza, sino que un ¡¡¡zorro!!! Animal que es conocido así en esta zona de México, que tiene el nombre en otros sitios de tlacuache o zarigüeya; es un mamífero, un marsupial al cual por cierto aborrezco, desde niño he sentido una repulsión y miedo tremendos por ellos junto con las serpientes y los murciélagos. ¿Qué hacía un animal de este tipo en el inodoro del baño de mis papás? NO lo entiendo, no lo sé, no me lo explico…el caso es que llevo ya varios días sin poder visitar a gusto el trono, ni bañarme a mis anchas ni dormir tranquilamente por que el dichoso animal nunca apareció gracias a que alguien en mi casa sin saberlo dejó abierta la puerta del baño en donde lo había encerrado para esperar a que alguien pudiera sacarlo de ahí. Esa misma noche intentamos sacarlo debajo del refrigerador donde lo divisamos, pero jamás salió. Ahora digo que ha sido la experiencia más terrorífica y asquerosa que he tenido en los últimos años. Antes había acariciado a un murciélago intentando encender la luz de mi cuarto, después unas cucarachas me atacaron en el inodoro de casa de mis tíos y hoy ese bendito zorro.
Estoy seguro que no es mi hijo como mis amigos dicen y tampoco es un aborto como mi papá insiste.