jueves, agosto 31, 2006
sábado, agosto 26, 2006
Había tenido la oportunidad de apretar y estrechar muchas manos, pero ninguna como la de aquella mujer; esa anciana de unos setenta u ochenta años; indígena maya ataviada a la milenaria autóctona costumbre con hipil sencillo y blanca cabellera; llevando un sencillo palo de madera redoblado y mal formado como bastón; con esa voz resquebrajada por el paso de los años, tenue, pero conservando ese acento y gramática que distingue a los habitantes de este estado del país. Tajante, después de apretarle la mano despidiéndole y agradeciéndole por haber recibido de muy buena manera aquella propaganda, su boca expulsaba palabras aterradoras y a las cuales se les sigue buscando un verdadero significado.
jueves, agosto 17, 2006
jueves, agosto 10, 2006
- No saber nadar y pánico al mar abierto. Suelo pasar a ahogarme a cuanta alberca entro, sin importar que esta sea de esos “chapoteaderos” o de las inflables. Los tiburones y demás alimañas marinas me aterran gracias a las pinches películas que he visto, y sobretodo por saber que es real. Eso si, la respectiva carrera por salir del agua no se hace esperar cuando la arena y las sombras hace un juego natural, que da la ilusión de que algún animalillo anda en busca de su alimento del día. Si conocen la palabra correr, es correr enserio.
- Poca agilidad. El vandalismo es parte de lo mío en ciertas épocas, sobre todo en las vacaciones, cuando hay que poner en marcha el arte pintando bardas y paredes, con leyendas que logran causar revuelo por la sarta de estupideces y de personas que involucran, o peor aún, preparar bombas molotov (mezcla de aluminio y ácido muriático en botellas de plástico) para lanzarlas durante la madrugada en parques, puertas de viviendas, patios y viviendas. Para estas dos acciones los amantes de la noche tienen que estar más que prevenidos, porque la policía siempre las huele, lo mismo de los pobres cristianos a los que les “decoran” la barda o los despiertan a las 3 de la mañana con una bombita. El caso es el siguiente, cuando la situación se torna muy peligrosa, yo me adelanto a cuidar esquinas o para salvar el pellejo, porque cuando el sonido nada apetecible revienta o se ven las luces de la patrulla, al primero que agarrarían sería a mí. Si, así como lo leen. La mayoría de las veces yo me tengo que adelantar algunos metros para que los demás no me dejen o de plano si hay auto, yo me quedo adentro o dejo abierta la cajuela pa’nomás tirarme. El Poseidón o Vietnam serían definitivamente mi tumba.
- Torpeza. Si no me falla el calculo y las cuentas, me he caído en una semana tres veces, he quebrado dos vasos, me he quemado los dedos en una ocasión con el propio cigarro y me he atragantado en dos durante la comida. Jamás me salvaría dentro de un barco como el Titanic , además que comtemplemos el punto uno.
- Excesos. Bebo aproximadamente en los últimos días 3 o 4 litros de agua al día, ando enfermo por lo que ingiero 5 tabletas de diferentes medicamentos, siempre repito en el desayuno, almuerzo y cena. Y compro cuanto alimento veo, llámense chocolates, refrescos, frituras, etc..etc...Así que si me sucede un accidente como el de los Andes en 1972 (si no estoy mal en la fecha) moriría por inanición, deshidratación y de múltiples enfermedades, aunque mis reservas caloríficas parezcan decir lo contrario.
Los cuatro puntos antes mencionados creo que solo son una pequeña muestra de las cosas en contra que tendría para sobrevivir. No fue difícil enlistarlas, lo difícil será concluir y enlistar cuales son las favorables.