El Rincón de la Utopía.

Bonitas piernas ... ¿A qué hora abren?...

jueves, agosto 31, 2006

Pit nuestro gato culto.






sábado, agosto 26, 2006

Profecías callejeras.

Había tenido la oportunidad de apretar y estrechar muchas manos, pero ninguna como la de aquella mujer; esa anciana de unos setenta u ochenta años; indígena maya ataviada a la milenaria autóctona costumbre con hipil sencillo y blanca cabellera; llevando un sencillo palo de madera redoblado y mal formado como bastón; con esa voz resquebrajada por el paso de los años, tenue, pero conservando ese acento y gramática que distingue a los habitantes de este estado del país. Tajante, después de apretarle la mano despidiéndole y agradeciéndole por haber recibido de muy buena manera aquella propaganda, su boca expulsaba palabras aterradoras y a las cuales se les sigue buscando un verdadero significado.


...Serás grande y llegarás lejos, porque eres bueno niño. Lo veo en tus ojos, lo siento en tu mano. ¡Pero no te olvides de nosotros!, ¡No chan cambies esa tu alma noble!...



jueves, agosto 17, 2006

Reincidir...Reincidir...

Lo hice, consiente pero inconsciente. Prometí no descansar hasta romperle la cara, supuestamente tarde o temprano, de una u otra forma. Confesé brutalmente que uno de mis sueños mas recurrentes es verlo arrastrándose y peor que un perro. Todo frente a ella, a quien prácticamente se lo prometí. Y aún así, se que solo ganaré una buena golpiza, de igual forma tarde o temprano. No es miedo al dolor físico, es miedo a la decepción, al trauma, a reincidir en las malas experiencias, digamos que al dolor del dolor. A ese que cala profundo y que conozco bien. ¡¡Celos, celos!! Me dijeron que se le llamaba a eso. Y las actitudes y la mirada creo que lo confirmaron. Es verdad, tal vez sea eso, pero ¿Qué hacerle?. Los celos son una característica demasiado arraigada, que se reafirma y se hace presente a sus anchas con tres hijas de Eva, que en este caso no son familia (por poder ser perro guardián de todo lo que se llame prima, tía, sobrina...) sino algo distinto, que ocupan un lugar en eso a lo que llaman corazón. Creo que voy cambiando más y más con cada día que trascurre, dándome cuenta, pero a la vez renegando ante los que sin mas lo han dicho una y otra vez.
Candelario: Dicen que un revolucionario, que un hombre sucio y que se ha manchado las manos con sangre, un nómada como les llaman los maístros, a esos que nomás andan a sus anchas por un lugar y otro, así como yo, p’s no se pueden enamorar.

Matea: ¡Ay mi general!...Si no fuera por las diferencias, diría que usted es yo y que yo soy usted. Porque a las prostitutas se nos ha negado amar, ser felices, aunque sea por un instante, ni siquiera durante el tiempo que se tarda uno en tomarse una botella de pulque o de santiguarse en la iglesia se puede intentarlo o peor aún serlo. ¡Imagínese Candelario!, venimos al mundo pa’estar jodidos, aunque el señor cura diga lo contrario, que esto es hasta cuando uno quiera. A mi siempre me pone el ejemplo de la Santa Patrona, la Magdalena. Pero de tanto catorrazo, ya pa’que intentarlo

Candelario: ¡Válgame que parece que usted tiene toda la razón, lo que tiene de chula lo tiene de inteligente! Pero el Señor cura sin ser guapo, es más inteligente que usted. La guerra ya va a acabar, falta poco pa’que esa bola de gachupines porfiristas se resquebrajen uno por uno y todo será mejor que hoy. Pa’entonces, usted y yo, tendremos nuestra casita y nuestras tierras ahí en el cerro, cerquita del pueblo y será como en aquellos cuentos que alguna vez me leyeron durante la corta temporada que juí a la escuela, dirán, que vivieron felices pa’siempre. Porque cuando acabe esto, usted Matea se va conmigo a la iglesia y de ahí a ser felices con nuestros escuincles.

(De “Las Putas revolucionarias” , pseudo novela que creo jamás verá la luz, escrita por alguien que hace llamarse Sir Hache por estos rumbos).

Pero la vida no es una novela, ni un cuento...No es fácil!!, aunque la felicidad diga hola y sonría por momentos o etapas. Mientras tanto solo queda esperar lo que venga, de lo cual solo parece ser conocida cierta parte, la de la rotura de cara y huesos que mas temprano que tarde o tarde que temprano, me darán, a menos que el orgullo se guarde en una botella de coca o cerveza y me lo pueda tomar y/o el miedo haga su gloriosa aparición.

jueves, agosto 10, 2006

Razones para no considerarse sobreviviente de nada.
Después de intensas jornadas de películas, programas, lecturas y charlas sobre catástrofes naturales, guerras o desgracias aéreas, terrenas o marítimas se pueden llegar a varias posturas y conclusiones si en un supuesto caso uno pudiera estar dentro este tipo de eventos. Una de tantas es el considerarse sobreviviente o no, tomando como único recurso a la probalidad, que aun así no marca un destino seguro, pero si ciertas pautas. Haciendo más practica esta cuestión, les presentaré a continuación una relación de puntos en contra de mi supervivencia.
  1. No saber nadar y pánico al mar abierto. Suelo pasar a ahogarme a cuanta alberca entro, sin importar que esta sea de esos “chapoteaderos” o de las inflables. Los tiburones y demás alimañas marinas me aterran gracias a las pinches películas que he visto, y sobretodo por saber que es real. Eso si, la respectiva carrera por salir del agua no se hace esperar cuando la arena y las sombras hace un juego natural, que da la ilusión de que algún animalillo anda en busca de su alimento del día. Si conocen la palabra correr, es correr enserio.
  2. Poca agilidad. El vandalismo es parte de lo mío en ciertas épocas, sobre todo en las vacaciones, cuando hay que poner en marcha el arte pintando bardas y paredes, con leyendas que logran causar revuelo por la sarta de estupideces y de personas que involucran, o peor aún, preparar bombas molotov (mezcla de aluminio y ácido muriático en botellas de plástico) para lanzarlas durante la madrugada en parques, puertas de viviendas, patios y viviendas. Para estas dos acciones los amantes de la noche tienen que estar más que prevenidos, porque la policía siempre las huele, lo mismo de los pobres cristianos a los que les “decoran” la barda o los despiertan a las 3 de la mañana con una bombita. El caso es el siguiente, cuando la situación se torna muy peligrosa, yo me adelanto a cuidar esquinas o para salvar el pellejo, porque cuando el sonido nada apetecible revienta o se ven las luces de la patrulla, al primero que agarrarían sería a mí. Si, así como lo leen. La mayoría de las veces yo me tengo que adelantar algunos metros para que los demás no me dejen o de plano si hay auto, yo me quedo adentro o dejo abierta la cajuela pa’nomás tirarme. El Poseidón o Vietnam serían definitivamente mi tumba.
  3. Torpeza. Si no me falla el calculo y las cuentas, me he caído en una semana tres veces, he quebrado dos vasos, me he quemado los dedos en una ocasión con el propio cigarro y me he atragantado en dos durante la comida. Jamás me salvaría dentro de un barco como el Titanic , además que comtemplemos el punto uno.
  4. Excesos. Bebo aproximadamente en los últimos días 3 o 4 litros de agua al día, ando enfermo por lo que ingiero 5 tabletas de diferentes medicamentos, siempre repito en el desayuno, almuerzo y cena. Y compro cuanto alimento veo, llámense chocolates, refrescos, frituras, etc..etc...Así que si me sucede un accidente como el de los Andes en 1972 (si no estoy mal en la fecha) moriría por inanición, deshidratación y de múltiples enfermedades, aunque mis reservas caloríficas parezcan decir lo contrario.

Los cuatro puntos antes mencionados creo que solo son una pequeña muestra de las cosas en contra que tendría para sobrevivir. No fue difícil enlistarlas, lo difícil será concluir y enlistar cuales son las favorables.