PARTE DE MI DECÁLOGO.

...De algo también estoy seguro, de que estoy donde debo de estar, con los que debo de estar y por lo que estoy...Voy donde quiera ir y con quien quiera ir, respetando las normas, reglas y leyes escritas y de la vida, pero sobre todo, estoy seguro de defender mi libertad y mi dignidad, porque no hay gallinas de arriba que tengan derecho a cagar a las de abajo. Obedezco a mi Dios, a mis padres, a mis autoridades legales y morales, y por supuesto que me obedezco a mi mismo y a mi consciencia, a mis convicciones e ideales; no creo en el chantaje, la presión y la represión como medio para estar, permanecer o ser y el día en que yo deje de creer o de tener sentido de permanencia o mi convicción se vea vulnerada, diré adiós por pie propio, con la frente en alto y con la explicación en la mano. Pero nunca seré moneda de cambio, ni tampoco lo será mi dignidad, libertad, pertenencia, creencia o sentimientos. Soy quien soy gracias a lo que he heredado, valores, respeto a mi mismo y a los demás, de conocimiento en mis fortalezas y debilidades, orgulloso de lo que soy y humilde en eso mismo y también reconociendo lo que no soy. Porque estoy seguro de que no se trata de cambiar de amo, sino de dejar de ser perros, porque soy oveja de un Pastor superior que no dicta leyes de este mundo, y no soy parte de un rebaño mezquino y manipulado, vulnerable a lobos apetitosos del más débil, soy parte de grupos reales, donde se convive y se respeta, donde todos ocupan un lugar importante y valioso, donde hay liderazgos pero donde no hay esclavos. La prostitución no solo es sexual, puede ser espiritual, mental o ideal...y el que se prostituye así, remata su esencia misma, se convierte en una puta de burdel barato, con olor a loción de corrupción, deslealtad y pobreza de alma y carencia de inteligencia y decisión propia. Porque voy y estoy donde creo y siento que debo, porque seguiré firme construyéndome una identidad y compartiéndola con los que piensen sino igual, muy parecido o paralelo. Por eso creo en las instituciones, en la de la familia, en las sociales, religiosas, políticas...porque un amigo se quiere y se respeta por ser quien es, y NADIE debe de poner en tela de juicio la lealtad y firmeza con la que el deber de la amistad y el cariño llaman. Mucho más superior es el legado que hay que dejar con la familia, nadie, absolutamente nadie debe vulnerar tan preciosa organización y amantísimo núcleo del corazón y puro sentimiento. Como si fuera Esparta o la Grecia de la ilustración, tengo tres bases para creer, ser y amar: Dios, Mujer y Patria...Sin olvidar jamás el vientre materno, el engendro paterno y las raíces que dieron luz a los mismos. Porque ser intelectual no es adjetivo propio, porque ser inteligente es sinónimo de prudencia y olvido de la fanfarronería, porque lo que somos debemos de serlo por sí mismos y actuando en el camino que queremos y creemos, porque la humildad es el pilar de los grandes, y no sé cuando descubrir si uno tiene estos puntos, lo que sí sé, es que la bondad, la esperanza, la realidad y el compromiso deben de ser ejes fundamentales para cualquier hombre de bien. Mi filosofía dicta al respeto, la fe y la ideología como templete para pisar fuerte y no perder ni los pies ni la cabeza, porque las alas falsas relucen momentáneamente para uno mismo o para unos cuantos, pero no perduran para la verdad y la posteridad. No hay nada mejor que el cálido abrazo de una madre, la caricia de un padre, el consejo de un amigo o la enseñanza de un maestro, pero no hay nada igual más pestilente que la corrupta idealización del te doy para que me des, del operar para unos cuantos, del servilismo y de la autorepresión. POR HOY, HE DICHO.

EL RINCÓN DE LAS GRANDES FRASES.

“Habemos muchos mexicanos dispuestos al sacrificio por mejorar a nuestra querida patria. Lo queremos hacer, además, sin odio y sin violencia, y estamos dispuestos a ser víctimas de injusticias, sabedores de que éstas se revierten contra los golpeadores”

MANUEL CLOUTHIER DEL R. "MAQUIO"