El Rincón de la Utopía.

Bonitas piernas ... ¿A qué hora abren?...

jueves, septiembre 21, 2006

El Cristal con que se mira.


miércoles, septiembre 13, 2006

Tonto corazón.

...Tantos días como sueños, tantos sueños que no acaban...


¿Cuándo vas a aprender?

¿Cuàndo dejarás de soñar?

¿Cuándo tendrás la iniciativa de no dejarte romper?

¿Cuándo te dejarás de destrozar tu mismo?

¿Cuándo podrás ser un poco más calculador e inteligente para saber en que te metes?

¿Cuándo dejaras de permitir que te sigan llamando bueno?

¿Cuándo empezaras a ser más fuerte?

¿Cuándo liberarás a la mente, para dejarla soñar sin que te involucre?

¿Cuándo aprenderás a tener mas cuidado?

¿Cuándo seguirás completo por la vida?

¿Cuándo sabrás defenderte?

¿Cuándo te opondrás a que se te escape el alma por cualquier rincón?

¿Cuándo impedirás que te llenen de lluvia constantemente?

¿Cuándo podrás dejar de llorar?
¿…Cuándo, cuándo, cuándo…?

Porque ya no aguanto tenerte así, porque ya quiero que dejes de soñar, porque ya quiero dejar de lastimarte, porque ya quiero que de nuevo puedas sonreír, porque ya no quiero que seas tan iluso y estùpido, porque ya no quiero sentir que vas a estallar, porque ya quiero que puedas ver a otros lados, porque tu sabes idiota corazón que todo esto fue obra tuya y que ella nunca tuvo nada que ver, porque deseo con toda el alma que puedas proseguir con el maquillaje para disimular, porque ya sé de antemano que no hay nada que hacer y que solo queda llorar, porque fíjate que ya casi no puedo respirar de tanto daño, destrucción y autodaño y destrucción, porque ya me cansé de tenerte en un hilo, porque ya quiero poder seguir, simplemente seguir.

miércoles, septiembre 06, 2006

Volar sentado.

A veces, uno puede soñar despierto, de hecho esto es una realidad más que una posibilidad. Cualquier momento es bueno para recrearnos la imaginación y crear o desbaratar a la medida de nuestros más internos y personales antojos el mundo. Los salones de clase, la hora de la comida, anonadado viendo tv, manejando por calles y carreteras y claro y por supuesto que en un lugar, que en lo particular suele ser uno de mis preferidos, independientemente de tener otra función: El baño. Ese lugar en el que el hombre tiene un encuentro intimo con él mismo (no piensen mal, la referencia es en cuanto a la individualidad y privacidad, no a otras perturbadoras cosas que también suelen suceder ahí mismo) con sus necesidades mas fisiológicas e higiénicas.

El punto exacto de esto recae en el inodoro, retrete, bacín, trono o el nombre que a su preferencia, regionalismo, educación o modismo se le haya otorgado. Ese sencillo y hasta asqueroso lugar o aparato a donde regresamos incesantemente, al cual nos acostumbramos y hasta formamos un lazo afectivo incomunal e incomprensible. Es ahí exactamente, donde la mente suele desprenderse en instantes, y donde las alas exhiben sus más grandes logros aéreos pero estáticos a la vez.

Imaginarse y creer que se está en una curul sentado debatiendo y charlando con el compañero diputado o senador de alado; sentirse cantante de reality show musical o de esos consolidados; practicar alguna futura platica o idea que deseamos transmitir; leernos un libro, periódico y/o revista y realmente hacer un profundo análisis de lo expuesto a nuestra cabeza; pensar en las preocupaciones y plantearse posibles soluciones; también llorar cuando estas triste o reír cuando estas contento; fumarte un cigarro y posesionarte en tu oficina despachando; pensar que estas en un avión y que la aeromoza te coquetea, o peor aun que la maquina esa se cae y tu ahí en pánico; pensar que eres el nuevo Papa y que te presentan al mundo, dándote una bofetada inmediatamente para reaccionar de la estupidez que pensaste; que eres gobernador o presidente y que el desfile cívico militar del día de la independencia o de la revolución pasa frente a ti guardándote respeto, y tu saludándolos, reconociéndolos y animándolos, junto a tu esposa, la Primera dama, hermosa, brillante y carismática; posiblemente estudiar para tu examen o repasar alguna oración, frase, poema o escena de cine o televisión que deseas aprenderte porque te traumo. Esas, todas, y aun más, son las ideas, sueños, frases y momentos que vuelven al baño en un recinto sagrado, en un gran churro de mota, en el lugar perfecto para divagar, olvidándose de los ascos, de lo antihigiénico y de la mugre, para convertirse en ese sitio único y de encuentro muy particular, donde el único aliado animador es ese dios inmóvil de porcelana que ahí siempre nos espera.