…Nomás ¿Dónde?...
Es triste abrir los ojos a la realidad, y ver como el espíritu se rezaga para venderse al mejor postor, para prostituir nuestros más recónditos sentimientos y creencias. El observar como muchos que decían estar, nunca estuvieron, del como en algunas épocas parecían acompañar a un sentir colectivo, pero ahora les acomoda mas el personal. Llena de rencor entender que nos hemos individualizado, que hemos extraviado el sentido del bien común, del civismo, de la razón y sobretodo de la lealtad.
Según las definiciones de los que dicen que saben de estas cosas, la palabra ideología es el conjunto de ideas, tendentes a la conservación o la transformación del sistema existente (económico, social, político, cultural...), que caracterizan a un grupo, movimiento o instituciòn religiosa. Es la suma de ideas que caracterizan el pensamiento de una persona, institución o grupo. Misma que llevamos en cada poro del cuerpo, esa que denotamos incorruptamente al platicar, actuar, defender, negar, gritar…en cada acto cotidiano de nuestro existir. Aquellas cosas de las que estamos seguros son las mejores, donde tenemos cabida y desde donde las cosas se pueden mejorar, legitimar o componer. ¡Cuanta hermosura encierra esta palabra, que hoy en día esta en boca de una muchedumbre de hipócritas, como puente para lograr sus aspiraciones o deseos mas aberrantes!.
Izquierda, Derecha, Centro, liberales, conservadores, comunistas, fascistas, demócratas, socialistas, activistas, feministas, liberadores, totalitarios, republicanos, constitucionalistas, sistemales, centrales, democratacristianos, socialcristianos…Son algunas de las muchas etiquetas en las que el ser humano puede o suele meterse. Esas que conllevan en lo más profundo a esa misma terminología llamada ideología. Pero ahora es momento de preguntarnos como sociedad ¿Quiénes son y quienes en realidad no son?, ¿Quiénes están y quienes no están?, ¿Cuáles son verdaderos y cuales son simples oportunistas?.
Las crisis de identidad parecen estar a la carta cuando el instinto de poder corrompe hasta al más puro guerrero. La historia juzgará a los leales, a los fieles, a los del corazón entregado y firme a una causa que es tan propia como para todos, convirtiéndose en el aire que los deja seguir viviendo, pero también recordará y tachará a los traidores, a los judas, a los mercaderes, sicarios, convenencieros, cínicos, demagogos y serviles.
Y en estos duros momentos, queda mucho por construir, aunque la tristeza y el rencor corroan cada partícula, porque son propiamente en las épocas de las vacas flacas, que se aprende a conocer al ser verdadero, al que no tiene precio, pero sí gran talla y envergadura. Porque el mundo esta lleno de todo, porque hasta en